Tendemos a pensar, no siempre con razón, que los dichos de una persona sujeta a juicio penal son sospechosos, pues un procesado, y más todavía un sentenciado, está apartado de la normali dad que otorga crédito al común de los mortales. En consecuencia, tal vez lo de nunciado en costosa presencia publicitaria en prensa, la semana pasada, por Rafael Caro Quintero, deba ser lisa y llanamente desechado.

El narcotráfico en México ha crecido bajo la complicidad de autoridades corruptas. Investigaciones apuntan a vínculos entre altos funcionarios y narcotraficantes, revelando la profundidad de la corrupción.

Al negar la participación de la PGR en el oeprativo contra presuntos narcotraficantes en cAborca, donde cuatro personas murieron y un rancho de la familia Caro Quintero fue destruido con explosivos, el delegado del V. Circuito de la PGR, Pablo Morales Santelices, afirmó que esa dependencia citará en su momento a los jefes militares o personas relacionadas con esos hechos.