AGC-UAMC.MAGC.01.015
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2007
Parte de Acervo Granados Chapa.
- Columna La Calle que continua con la reseña del libro de Álvaro Uribe Expediente del atentado, la parte del ataque de Arnulfo Arroyo al presidente Díaz, en las horas subsiguientes de ese día fatal Amufo Arroyo intentaría obsesivamente reconstruir sus actos y las reacciones de los demás, es indudable que nadie lo había visto ni sentido acercarse, que sin obstáculos de ninguna especie había llegado hasta el Caudillo, durante una módica eternidad suficiente, lo había tenido por completo a su merced, en pocas palabras, nada fuera de su propia voluntad hubiera impedido que el atentado fuera exitoso y, con un poco de suerte, mortal, Arnulfo Arroyo no entendía entonces ni entendería jamás qué había fallado, como un perfecto idiota, con un puñetazo en la nuca cuyos únicos resultados visibles habían consistido en hacer trastabillar al Caudillo y en tirarle de la cabeza el bicornio emplumado, y, simultáneamente, un grito que hubiera sido viril si su voz hubiera sido la de siempre, pero que por la premura y el esfuerzo le salió disminuido : ¡Muera el dictador!, otros militares de rango inferior intervinieron entonces para salvarle la vida a quien presuntamente había querido quitársela al presidente de la República, al verse libre del vengador acaso espontáneo que buscaba acuchillarlo, Amufo Arroyo tomó uno de los restos del roto bastón con que Jo había golpeado el brigadier y blandiéndolo como una pica se abalanzó hacia el Caudillo (pero su) embestida fue tan torpe que el mismo general que le había pegado en la boca tuvo tiempo de interponerse y recibir en el antebrazo izquierdo el golpe presumiblemente dirigido al Presidente de la república, después los otros militares. .. saltaron sobre él y en una rápida maniobra conjunta lo redujeron a la impotencia..