La aprehensión de dos generales del Ejército llamada de alerta sobre la extensión y talla de la penetración del narcotráfico en la vida pública mexicana..
Congelada la situación jurídica de Mario Ruiz Massieu, el procurador general de la República ha viajado a Washington para desatorada (por supuesto dentro de un marco de acción más general). Se trata de conseguir su extradición, objetivo de no fácil logro en casos eventualmente vinculados con el narcotráfico. Si se tiene presente la negativa de la justicia norteamericana para hacer volver a Guillermo González Calderoni, pese a las evidencias en su contra y a causa de su fluida relación con la DEA, cabe no esperar que no haya del otro lado entusiasta cooperación..
La designación que más controversia ha causado, entre las anunciadas el 30 de noviembre, es la de Ignacio Pichardo Pagaza, que hubiera vuelto al gabinete en posición brillantisima de no haberse liado en una disputa con el subprocurador general de la República. Pichardo Pagaza ya había sido secretario de Estado (de la Contraloria General de la Federación) durante dos años y después enriqueció su biografia al ser gobernador de su estado el de México, y líder de su partido, el Revolucionario Institucional. en ambas circunstancias, condujo al PRI a la recuperación y al triunfo. Con esos laureles y con la tradición de llevar al jefe del partido gubernamental a un cargo en el gobierno, su incorporación al equipo del Presidente Zedillo no sólo hubiera sido natural, sino que lo hubiera colocado en posición eminente, una especie de primo inter pares, a la vista de su experiencia..
Dos heridas profundas en el cuerpo social, que tardan en sanar y dejan cicatriz permanente, se ahondaron en el sexenio que concluye. La incapacidad para garantizar la seguridad ciudadana y la intolerancia política fueron elementos constitutivos, no aledaños, del programa y el hacer del equipo del Presidente Salinas..
Más todavía que la vida general, la política se rige por una fuerte dosis de azar, que es tal vez el factor que explica a Oscar Espinosa Villarreal como jefe del Departamento del Distrito Federal. Es muy dificil, y acaso imposible, conocer las motivaciones de un Presidente al integrar su gabinete, pero a menudo es posible percibir sus móviles, ya sea por la aptitud específica del nombrado, ya por su vinculación personal con el propio Ejecutivo o con álguien a quien el designante está obligado. Salvo que sea un reconocimiento a su eficacia como financiero de su campaña, no se ve qué viento hizo volar a Espinosa Villarreal al flanco sur del Zócalo capitalino..